lunes, 6 de enero de 2014

INTERESANTE ARTÍCULO DE OPINIÓN

Democracia autista

Vicente Torres Castejón

05.01.2014 | 05:30
Con la transición democrática conseguimos una democracia formal (derecho a votar), aunque los contenidos más profundos de la democracia (participación ciudadana, búsqueda del consenso, transparencia, rendición de cuentas) siguen ajenos a nuestra cultura política. Lejos de avanzar en dichos contenidos, la actual mayoría absoluta del PP le está instalando en una gestión política autista, donde no escucha a nadie, no consensua nada, no negocia nada, y se hacen importantes cambios políticos y legales a golpe de decreto, si no de tapadillo.
El gobierno municipal de Valencia se ha caracterizado por chulear sistemáticamente a la oposición en los plenos y comisiones realizados por imperativo legal, sin tener en cuenta sus propuestas, y donde la alcaldesa lee el periódico o se ausenta de la sala con alarmante frecuencia. Se ningunean los movimientos sociales, tanto los nuevos Salvem como las tradicionales asociaciones de vecinos, que siempre se consideran creación de la oposición. Nuestros munícipes se embriagan con su mayoría absoluta, y se creen el autobombo de los grandes eventos, que «nos han estado colocando en el mapa mundial» (al menos en el de la corrupción, el despilfarro, y la deuda).
Como muestra, mencionemos la reciente propuesta del ayuntamiento a la Conselleria de Hacienda de reasignación de inversiones del denominado Plan Confianza de la Generalitat, desviando 9,3 millones de euros a la «urbanización y esponjamiento del bulevar San Pedro», en el barrio del Cabanyal, y otros 4,5 millones de euros para la urbanización de la superficie liberada por el soterramiento de las vías de Metro en Benimàmet.
Resulta especialmente doloroso el ensañamiento con El Cabanyal, pues el proyecto inicial de apertura de Blasco Ibáñez hasta el mar hace tiempo que cayó, es inviable. Este proyecto «no nos iba a costar un euro» (¡ay, como la Fórmula 1!, etc.), autofinanciándose mediante la construcción de nuevas viviendas. Sin embargo, los constructores dejaron solo al ayuntamiento, abandonando la empresa mixta, ya que el incremento judicial de las expropiaciones eliminó la rentabilidad antes del estallido de la burbuja inmobiliaria. Ahora, la única razón para seguir expropiando y destruyendo parece ser la venganza contra todo un barrio, que lleva 15 años enfrentándose a los planes municipales. Y al precio de enfrentarse incluso con los sectores sociales que apoyaban el proyecto, pues la degradación del barrio y las trabas del ayuntamiento para las reformas de viviendas y apertura de locales han unido a los vecinos partidarios de la nueva avenida con los que se oponían al proyecto, junto a comerciantes y empresarios, en una nueva plataforma, Units pel Cabanyal, que reclama al ayuntamiento actuaciones y mejoras, así como el desbloqueo de licencias de obras y de actividad.
En el caso de Benimàmet, el ayuntamiento también se enfrenta al barrio, unido en la defensa de un verdadero parque lineal, mientras que el ayuntamiento propone una torpe carretera con un «paseo» central, en algunos tramos un simple seto. Urbanismo de mitad del siglo XX. Los vecinos aceptan los viales de servicio y aparcamientos junto a los bloques de viviendas, pero no entienden la necesidad de crear un nuevo eje viario que cruce el barrio por su centro, cuando en la actualidad el tráfico se desvía por carreteras de circunvalación. La asociación valora más un eje central verde, en la línea del urbanismo del siglo XXI, y ha derrochado esfuerzos para brindar propuestas de menor coste, con la colaboración de profesores y alumnos de la Universidad Politécnica, organizando una exposición de anteproyectos de parque lineal. Después de dos años de conversaciones (que no negociaciones), el concejal de Urbanismo, el señor Novo, se descolgó recientemente reprochando a la asociación de vecinos ¡haber organizado una cena popular para recoger firmas a favor del parque!, y volvió a presentarles el proyecto inicial, sin recoger ni una sola de sus propuestas. Desde esa reunión el señor Novo acudió a una emisora local, para ningunear la representatividad de la asociación («son tres personas») y presumir de que iban a mantener intacto el proyecto inicial. Hay que decir que las firmas recogidas suman ya más de 1.500 y que todas las entidades culturales y festivas del barrio respaldan la propuesta de la asociación.
La perspectiva de perder la mayoría absoluta en las próximas elecciones no parece generar un nuevo estilo de gobierno más abierto, más integrador, sino una profundización del autoritarismo y del autismo político municipal.

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